Los granjeros de las laderas meridionales pertenecen a varios grupos tribales, pero en su mayoría son chagas, miembros de una de las tribus de más elevado nivel de vida, mejor organizadas y más modernas de África. Los chagas, que emigraron a la falda de la montaña hace varios siglos, se encuentran hoy sólidamente enraizados (echar raíces) en el lugar y su número es de unos 500.000 individuos.
En los suaves, húmedos y fertilísimos suelos volcánicos del Kilimanjaro, los chagas cultivan una gran variedad de vegetales, que van desde el trigo, cebollas, ñames, algodón y mandioca, en las zonas más bajas, a los plátanos, café y Eleusine en las regiones altas. La Eleusine, un producto regional, es un grano utilizado para hacer mbeke, la cerveza de los nativos, acompañamiento prácticamente esencial de todas las ceremonias.
En esta misma región viven también los masai, pertenecientes al grupo nilo-camita. Antiguamente temidos por las tribus sedentarias y agrícolas de origen bantú, con el tiempo han ido siendo expulsados de muchas tierras y empujados hacia las zonas esteparias (estepas) de la frontera de Kenia. Hoy, estos masai son un pueblo típicamente ganadero y sus asentamientos son muy representativos de su peculiar estilo de vida; en sus poblados hay un recinto central, el llamado kraal, destinado exclusivamente a albergar los animales, y rodeado por las cabañas, bajas y cubiertas de barro y de estiércol, en las que esos hombres viven. Actualmente los masai van perdiendo su pureza étnica y su patrimonio cultural a causa de los frecuentes cruces con gentes de estirpe África.
Poblado masai